La práctica de macrofósiles de vegetación es un mecanismo que se utiliza para conocer el pasado paleoecológico de los ecosistemas, el clima y su evolución o cambio hasta el presente.
El pasado 18 de mayo recibimos la visita de Juan Carlos Benavides y Animaría Rozo, investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, para llegar a acuerdos de cooperación interinstitucional y promover el fortalecimiento de capacidades en Ecuador en la temática de Macrofósiles vegetales. Los macrofósiles son restos vegetales preservados por largos periodos (desde años hasta siglos) en la matriz del suelo orgánico típico de una turbera. Estos permiten describir la historia de las turberas, su vegetación, dinámicas de humedad y hasta eventos climáticos extremos.
Como las plantas están relacionadas con la humedad, encontrar fósiles de plantas acuáticas, nos mostraría un ambiente hídrico saturado que existió en el pasado. Por otro lado, hallar fósiles de plantas típicas de praderas nos indicaría que en algún punto en el pasado se tenía este tipo de ecosistema. Estos análisis permiten describir el paisaje previo al disturbio, lo que contribuye a generar información de línea base en turberas, y definir las metas de restauración e indicadores de recuperación.
La visita de los investigadores involucró una práctica in-situ para el muestreo de un núcleo de turba que luego fue analizado en el laboratorio del INABIO (Instituto Nacional de Biodiversidad). En este taller participó personal técnico del FONAG, EPMAPS e investigadores de la Universidad San Francisco de Quito.
Dentro de los acuerdos se estableció la formación de un investigador/a de la Estación Científica en la temática, durante el segundo semestre de este año por un periodo de 15 días. Se espera que la capacitación por parte de Anamaría Rozo inicie a finales de agosto o principios de septiembre.
